miércoles, 17 de noviembre de 2010

Crónicas de Miguel Ángel

Miguel Ángel está abatido un día más . Sobreviviendo a su mente enferma, con una sonrisa en los labios y un "no me pasa nada, sólo estoy cansado" en la lengua.  Se da ánimos, y al rato se maldice. Mira por la ventana, está lloviendo, "será eso" piensa. Pero cuando pasan unos minutos sale el sol, y sigue sintiéndose igual, tal vez peor.

"Todos los días", se dice. "Todos los días igual. Estoy tan cansado. Estoy tan harto de mí mismo. Es tanto tiempo ya".

La esperanza se ha convertido en una sucia puta, a la que tiene que pagar cada día, para darle unos minutos de placer, unos minutos de paz, los suficientes cómo para no suicidarse, y levantarse al día siguiente sintiéndose igual. Y eso es lo que peor lleva.

"Disimula". Le susurra aquella persona que vive en su estómago. "No estás tan mal, además si sigues mostrándote así te dejará tu novia cansada de ti", continua diciendo esa voz. Pero eso en vez de ayudarlo hace que sienta miedo, y esa extraña sensación de cansancio se acentúe. "Disimula. Sonríe. Eres feliz ¿no?". Una y otra vez. Pero no , no es feliz, y sí, si está hastiado de disimular. Pero son tantos años ya, que lo hace sin querer. Ha perdido el control del disimulo, y parece que realmente esta bien, sonríe, bromea con las escasas personas con las que se relaciona, que son cada vez menos, y parece un hombre normal. La "Máscara social" como él la llama, se le ha quedado pegada a la cara, hasta que se queda sólo. Entonces se cae la máscara con violencia, llevándose tras de sí trozos de carne pegada, quedándose entonces su rostro desnudo, serio y calavérico. Es entonces cuando las voces que viven en su cuerpo hablan. Es entonces cuando se siente más él mismo, y al mismo tiempo se siente varios "él mismo", todos amigos y enemigos  al mismo tiempo, y es cuando comienza la batalla, la lucha diaria por vivir, o más bien por sobrevivir.

Muchas veces las voces se solapan, se suben una encima de otras. Pero él sabe diferenciarlas bien. Es extraño, porque aunque hablen a la vez, las entiende perfectamente, como si las escuchara por separado. Les contesta a cada una al mismo tiempo pero individualmente. Las voces, su máscara y él, son sólo una persona, es cuando se siente más vivo, y al mismo tiempo desea estar muerto.

Cada día tiene que luchar para hacer las tareas que cualquiera haría sin esfuerzo. Cada día tiene que sangrar, tiene que haber heridos en su guerra. Su mente el campo de batalla. Muchas veces Miguel Ángel coge su máscara social y se la pone delante. Y siente tanto odio. Y siente tanta pena. "Si me matara hoy, nadie sabría por qué", piensa entonces, sintiéndose tremendamente sólo. "Muchos se sorprendería. No entenderían que habría pasado". Sigue en sus reflexiones, odiándose por ello. Odiando la terrible máscara social, porque le impide que se exprese. Impide que pueda gritar, que pueda llorar, que pueda pedir auxilio. "Máscara social. Prisión social". Y Miguel Ángel intenta llorar, pero sin éxito. Durante todos estos años de reflexión y amargura se ha creado otra máscara, pero ésta no se ve. Ésta es solo para él, y es la que hace que no pueda llorar ¡Y lo necesita tanto!

Y el día pasa. Todos tan felices. Nadie tiene por qué preocuparse. Su novia seguirá diciendo que lo ve mejor que antes, que no lo ve tan mal. Su amigos y familia, lo mismo. El sol seguirá ocultándose un día y saliendo otro . Y Miguel Ángel cada día con más ganas de arrancarse la Máscara Social delante de todo el mundo y gritarles : "¡Me siento una mierda! ¡Cada día quisiera matarme! ¡Y ni siquiera puedo decirlo por esta maldita máscara social, por esta puta sonrisa, por mis putas bromas y buen humor que desaparecen en el mismo instante de quedarme solo! y ¡No! ¡No estoy mejor que antes! ¡Sólo mi auto - represión es mayor!¡ ¡Aunque eso algunos lo llaman control, algunos lo llaman madurar, algunos lo llaman avanzar!¡ Y yo lo llamo "esperar a mañana a ver si con un milagro estoy mejor". Porque estoy cansado de palabras, de medicamentos, de terapias. Por que estoy cansado del cansancio, de la impotencia mía y de quien me rodea. Por que estoy cansado de no ser feliz cuando debería. Porque simplemente estoy harto de ser quien soy!"

Tras unos minutos en silencio, respira profundamente y añade "Pero tranquilos - sonríe- no ha pasado nada, ha sido "un mal día", "estoy bien" ¿veis? Estoy sonriendo. Mañana estaré mejor. Será por la lluvia. ¿Y vosotros cómo estáis? ¿Puedo ayudaros en algo? ¿Mi voz? ¡Ah, sí!  Si mi voz suena rara, suena a hueca, es porque me he puesto la "máscara", todo vuelve a estar bien..."

José Antonio Barcia.

5 comentarios:

  1. Miguel Ángel aprendió a esculpir, y luchando con la piedra encontró su razón de ser, pulir su personalidad. Su novia, Angustias, creía que se volvería loco "tanto polvo de piedra destruirá sus pulmones", pero cuando estos estaban saturados, estornudó, y con este acto biológico, el aire renovado que entró en ellos provocó una hiperoxigenación de su mente que hizo canalizar su energía para quererse a sí mismo.
    Un beso.

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  2. Interesante y hermoso comentario Antonio.

    Ciertamente la clave está en quererse a uno mismo, para así poder amar a los demás. Aunque a veces, como es el caso del Miguel Ángel no escultor, parece que no se puede. Por una razón igualmente lógica y natural: Sólo se puede amar lo que se conoce, pero si lo que se conoce está adulterado, es engañoso,no es real, no te puedes fiar, y así es muy difícil amarlo. Y la mente de Miguel Ángel es así. Y al no poder amarse a sí mismo, no puede valorar con la misma regla que las personas que no tienen ese problema.

    Un artículo que leí, no hace mucho, hace referencia de esto. Decía algo así como que el razonamiento es un acto que está condicionado por los sentimientos. Según tu sientas piensas.

    Entonces, ¿Qué ocurriría si los sentimientos son negativos? El razonamiento también lo sería, y viceversa, creándose un círculo vicioso difícil de salir.

    Y en esí está mi querido Miguel Ángel, no escultor. Ojalá el personaje logre estornudar y conseguir canalizar su energía para quererse, aunque sea un poco.

    Un saludo.

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  3. Por cierto Antonio, me ha ilusionado tener al menos un comentario.

    Muuuuchaaas gracias¡¡

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  4. No todos podemos estornudar y oxigenarnos con ello, hay quien tiene que vivir taponado de por vida pero aun así ve la luz.
    Algo importante: Miguel Angel no es feliz y no sabe como romper esa mascara...
    ¿que le fala? ¿que necesita?
    La respuesta esta detrás de esa mascara, después del estornudo.
    ¿lo podrá ver? (...)

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  5. Ciertamente Helena, hay personas que no pueden, y digo "pueden" en mayúsculas, simplemente oxigenarse sin más. Y están atrapados entre "su vida" y los "remedios" que dan los demás.

    Un buen amigo me dijo un día que lo que es "real" en la vida es lo que uno acepta como"real". Parecen palabras simples, pero no lo son. Y eso es lo que he tratado de plasmar en el texto.

    ¿Qué le falta? ¿Qué necesita? ¿Podrá verlo? Creo que es cierto que las respuestas están detrás de la máscara. Pero a veces de tanto usarla, como digo en la narración, y sobre todo de tanto ponértela y quitártela, te dejan profundas heridas, que distorsionan la realidad, no sabiendo qué tomar como real. Recuerda "lo que es real es aquello que aceptas como real".

    Creo que puede verlo. O al menos tengo la esperanza de que pueda. El día que lo vea Miguel Ángel, te aseguro que lo sabrás antes que nadie (te daré el primer manuscrito de la novela...) y entonces se podrá responder a las otras dos preguntas.

    Un beso.

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