martes, 15 de marzo de 2011

Crónica de un comisario de arte 2.0 en DEARTE. Día 2 (parte 1ª)

Día 2: La Inauguración

18 de Febrero de 2011

El despertador del móvil sonó como siempre suenan los despertadores: antes de lo deseado. Aun tenía el iphone pegado a la cara desde la noche anterior. Noche en la que intenté escribir las crónicas del día pero sin éxito, pues al poco de comenzar, empecé a escribir con un ojo cerrado intentando adivinar donde estaban las brillantes letras. De fondo se escuchaba un programa de teletienda de alguna cadena de los "últimos canales" de la televisión, los que sólo sirven para  hacer la "ronda noctámbula", aquella que con el tiempo se convierte en un ritual antesala al plácido sueño. Así me vi, con un ojo cerrado, el otro medio cerrar, con la mano izquierda tanteando la cama buscando el mando a distancia para apagar la televisión tras la "ronda" de canales, y con la derecha sujetando el móvil, el cual poco a poco se iba cayendo, hasta que finalmente se topó con mi nariz, al mismo tiempo que la punta de mis dedos de la mano izquierda tocaron el mando, y como de Braille se tratara lograron encontrar el botón de apagado. Apagué la televisión, dejé caer mis dos brazos, y el móvil se quedó haciendo equilibrismo en mi cara hasta que tocó una “campanita”, la cual me arrebató de un plumazo del reino de Morfeo.  Acababa de empezar mi segundo día de exposición: La inauguración.

Me levanté, me aseé, y busqué la ropa que me pondría. En esa ocasión me calcé unos zapatos negros relucientemente nuevos, y mi más terrible error. Me puse un pantalón gris oscuro, un cinturón negro, a juego con los zapatos, camisa clara con rallas negras y forro morado, una corbata también azabache, cuyo nudo aprendí hacer en youtube, y una chaqueta a juego con los pantalones. Inicialmente me iba a poner una chaqueta blanca inmaculada, pero aconsejo a los viajeros revisar los botes que lleven en la maleta, pues pueden llevarse una sorpresa si no los tienen cerrados del todo. Y lo que era inmaculado, se quedó tan sólo en "culado", pero me ahorro las descripciones escatológicas.

Así, como un pincel, aseado y enfrascado en colonia Massimo Dutti, me dirigí caminando hacía la feria. Eran las 9 de la mañana.

La feria se inauguraba a las 11 de la mañana, pero preferí ir un par de horas antes, para ultimar los preparativos y ver si hacía falta en algo. Cuando llegué al jardín no pude evitar mirar la escultura que casi me deja sin mano el día anterior, pero ahora con una cierta prematura melancolía. Siempre que estoy sólo ante una escultura o una pintura, las siento "vivas" e incluso  "hablo" con ellas, a veces con susurros, otras veces con la mirada, y otras sólo con el pensamiento. Y siempre les hablo como si las conociera de toda la vida, con complicidad, con camaradería. Y en esa ocasión le guiñé un ojo a la colosal escultura, y le dije "¿Cómo estás chico?" Y pensé que me decía "Bien,  intentando escapar, pero nada, ya ves...".

Paseé ligero por el jardín. Y entré atravesando el primer rellano hasta llegar al vestíbulo de la entrada de la exposición este año, ya que realmente es la puerta de salida al jardín, pero como digo este año es por donde se entra en vez de por la puerta principal o delantera.

En el vestíbulo es donde estaba el área de  "mis" artistas: Casto Solano, Alfonso de la Vega, o Angela Teneussien.

Saludé a los guardias, y miré toda la exposición, dando lo que se llama en cine "un paneo" de derecha a izquierda, ya que el vestíbulo de entrada estaba en la planta más alta, de los 3 niveles que consta la zona expositiva reservada para la X Feria DEARTE en el palacio de congresos.

Miré maravillado la "ciudad", aun siendo retocada por una treintena de operarios para vestirla de largo ante el inminente estreno.

Respiré hondo, aún olía a pintura, a plástico y madera. Una especie de alegría me recorrió el cuerpo. Era como una descarga eléctrica que iba del pecho hasta el estómago. Y no era porque no hubiera desayunado, pues no suelo desayunar,  sino emoción de lo que iba a ocurrir. Emoción que se incrementó al fijarme en mi área, la que tomó forma la noche anterior, pero que hacía meses que había adoptado forma en mi mente. Estaba situada en la planta superior, la cual estaba conformada por un corredor longitudinal, donde los muros blancos de 3 metros de largos, habilitaban especies de celdas más o menos rectangulares, en las que por lo general habían de media 4 artistas. Predominaban los pintores, contando en esta zona tan sólo 3 escultores. La recorrí rápidamente, para luego disponerme hacer una visita rápida a la feria antes de su inauguración.

A través de una amplia escalera se accedía a la planta intermedia. Era la planta más amplia. Tal y como bajabas las escaleras, a la izquierda estaba el stand de Toni Font. Un joven talentoso, muy simpático y campechano artista, el cual ganó el premio un "Futuro DEARTE", concedido al mejor creador menor de 35 años. Además de una placa personalizada, ganó el poder tener todo un stand para él. 

Dejando atrás el stand de Font, podías ir a la derecha donde estaba el stand de jóvenes maestros. Allí me enamoró una escultura de César Orrico. Un busto de un hombre que parecía surgir de un madero calcinado, y de una mirada intensísima que me atrapaba cada vez que pasaba por delante. También podías ir a la izquierda y bajar a la tercera planta, o seguir recto y encontrarte con el stand dedicado a Elena Asins, autora pionera en el uso de la  informática para crear arte, y a la cual le concedieron este año el premio "Una vida DEARTE".

Justo enfrente del stand de Asins nos encontramos una gran extensión expositiva donde estaban las instituciones  como la "Casa de Velázquez",  "Medinaceli DEARTE" o el "Ayuntamiento de Soria, y galerías de arte como Dionís Bennasar.

A la tercera planta, se bajaba por dos escaleras. O bien tomabas las que se encontraban junto al stand de Elena Asins, o unas que están paralelas a éstas, que se accede por detrás del stand de la galería Dionís Bennasar.

Esta tercera planta es donde se encontraban las principales galerías como la de Maika Sánchez (aquí se encontraba la genial y sobrecogedora obra escultórica de Julián Ortiz), Galería Maes, AC Gallery, Juca Claret (donde se podía disfrutar del intenso color de la obra de Alejandra Quirós, una artista que irradia luz, fuerza, color y simpatía en sí misma como en su obra), Omnium Ars (galería que acogía la obra de Evdokim Perevalsky que simplemente me hipnotizó) o Borrón 4.

Pero también es la planta en el que Jesús Azogue dispuso sus innovadoras obras: E-tree y Tips to get through the crisis, o donde pude disfrutar como un niño con las obras traídas por la "Fundación Buitrago" de Picasso. Sí, aquellas obras que regaló a su barbero, Eugenio Arias.     

He de decir que aunque mi primera intención era visitar la feria antes de su inauguración, no pudo ser así, y que la descripción antes dicha es el resultado de haberla visto "por episodios" a lo largo de los 3 días.

Volvamos pues al principio.

Hostal. Jardín. Vestíbulo. Miro la exposición desde arriba. Respiro hondo.  Emoción. Y ¿Ahora qué hago? ...

Me tropecé con José Luis, el muchacho simpático y trabajador de la Fundación Medinaceli, como siempre atareado poniendo cuadros en la zona de la Fundación y del Ayuntamiento de Soria. En una mano un martillo, en la boca unos clavos, en la otra un nivel. Vamos, como lo había dejado por la noche. Le pregunté a qué hora había acabado la jornada anterior, a lo que me respondió que sobre las 12, pero que hubo gente como el mismo Miguel Tugores, el director, que se quedó !hasta las 3 de la mañana¡ En ese preciso momento me tropecé con Aurora, la coordinadora de la Fundación DEARTE, siempre amable, aunque agobiada por tener mil tareas realizándolas a la vez, hablando con unos allí, con otros a través del teléfono, resolviendo dudas, tomando decisiones... la frase que más oí en toda la Feria fue "Aurora me puedes..." Al fin le pregunté como en la tarde anterior "¿Qué hago?" pero casi al instante de preguntarle me vino a la mente que minutos antes me había llamado Alfonso de la Vega para decirme que vendría un poco más tarde, y preguntarme si se había pintado las marcas de lápiz que dejamos en la pared cuando colgamos sus cuadros. Por lo que cambié la pregunta.

- ¿Donde están los pintores para que pinten las marcas de lápiz de la pared?
- No lo sé. Mira abajo. O también puedes coger un pincel y darle un brochazo.

Al ver lo atareada que estaba, no quise contribuir más a su agobio, y como todo el mundo comenzó a entrar en una espiral frenética de nervios, quise ser más una ayuda que un estorbo.

- No te preocupes, ahora lo hago yo - le dije a Aurora resolutivamente-
- Ok - y salió corriendo hacia abajo, contestando a una llamada de otro comisario inquieto.

Cuando estaba ya a unos metros caí en la cuenta que no sabía dónde estaban los pinceles. Por lo que no tuve más remedio que preguntárselo gritando. A lo que me respondió, con un grito similar: "Búscalos".

Durante unos segundos sintiéndome idiota y completamente paralizado, me planteé dónde demonios podía encontrar pintura y pinceles en medio de aquel torbellino de movimiento. Me miré de arriba a abajo. Pensé "Vaya uniforme para pintar". Me pregunté "¿Y si me mancho?" A lo que a continuación me vi a mi mismo manchado en mi primer día como comisario de arte. La respuesta fue inmediata: "Tengo que tener cuidado". Me encomendé a todos los santos, y me dispuse a dejar de ser una estatua más de la exposición y ponerme a la acción.

Bajé a la segunda planta, pregunté a una simpática mujer, y ésta me remitió a un chico que estaba haciendo lo mismo que iba hacer yo. Como todos, estaba nervioso y apresurado, pero muy amablemente me dio un bote de pintura blanca y un pincel, avisándome que tuviera cuidado porque se había mezclado algo de pintura roja. Así conocí a Toni Font... Tras darle las gracias me fui corriendo a la pared de Alfonso para pintar las señales que dejó el grafito. Me “remangué” y comencé a pintarlo sin problema alguno pues estuve durante muchos años ayudando a mi padre a pintar pisos, y gracias a esa experiencia no tuve que lamentar el ensuciarme. Tras terminar le devolví el pincel y el bote de pintura a Toni, y se lo volví agradecer.

Ya que estaba abajo fui al stand del  Ayuntamiento de Soria para ayudar a José Luis, pero por el camino volví a cruzarme con Aurora, que me dijo que me fuera a mi área pues ya estaban empezando a llegar gente. Volví corriendo escaleras arriba donde me crucé con María, historia del arte gallega, y la diseñadora gráfica que había realizado el catálogo de la feria. La conocí el día anterior. Muy trabajadora, ayudaba en todo lo que hiciera falta bien sea colgando cuadros, o en la puerta de entrada dando los tickets. Nos intercambiamos unos breves saludos, y continué mi camino.

Al llegar a “mi sitio”, comprobé que estaba perfectamente colocada la mesa con los catálogos de la Feria, y las dos sillas, justo bajo los lienzos de Alfonso de la Vega y de sus muros más blancos gracias al pincel de Toni Font y de mi mano. Era mi "fuerte", mi "Castillo", mi "hospital" … pues  comprobé horrorizado que los zapatos nuevos me habían hecho rozaduras en los talones. Más que rozaduras, me los habían literalmente "rajado" los pies. Ya eran las 11 de la mañana, comenzaron a entrar los primeros visitantes. Eran las 11:01, sólo había pasado un minuto de Feria, y apenas podía fingir un dolor tremendo. Sonreí al primer visitante que pasó a mi lado. Me esperaba un largo día.



7 comentarios:

  1. Siempre que estoy sólo ante una escultura o una pintura, las siento "vivas" e incluso "hablo" con ellas, a veces con susurros, otras veces con la mirada, y otras sólo con el pensamiento. Y siempre les hablo como si las conociera de toda la vida, con complicidad, con camaradería. Y en esa ocasión le guiñé un ojo a la colosal escultura, y le dije "¿Cómo estás chico?" Y pensé que me decía "Bien, intentando escapar, pero nada, ya ves...".

    Esto lo siento yo cada vez que estoy a solas trabajando con una de ellas.
    Gracias por recordarnos que estan vivas.

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  2. Me ha encantado leerlo.
    Julian Ortiz, gran artista y extraordinario escultor. Le invité a que entrara en nuestro grupo ARTE. Y me hubiera gustado verle y ver sus obras en DeArte. Un abrazo!

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  3. siento no haber ido a Dearte, vi ArtMadrid y Arco ,siento no haber ido pero leyendo yu cronica lo estoy viviendo.Que maravilla el ruido el ajetreo el desorden, ordenado, donde todo el mundo sabe que hacer y luego el "bajon" todo en orden empieza la función.Estupenda tu crónica.Beatriz

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  4. Muy buena crónica!! Muy amena, me ha encantado leerte!!!

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  5. Me ha gustado mucho,como siempre...genial. Saludos.....
    Isa.

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  6. Gracias a todas pro vuestras palabras. Siempre suben el ánimo leer comentarios así. :)

    Un abrazo.

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  7. Gorrión, la verdad es que se ve muy interesante, si puedo intentaré ir.

    Un saludo.

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